LAS FRONTERAS

En este número, una de las situaciones clásicas de todo gran viaje, el pase de las fronteras.

Son muchos los cicloviajeros que, antes de emprender el viaje soñado, plantean dudas o temores acerca de los visados y los requisitos y condiciones para el paso de las fronteras. Se trata de uno de los momentos de una gran travesía donde el ciclista se encuentra con una situación que puede ser tensa y que, siempre, representa un cambio entre lo que ya se convirtió en algo normal, el país por donde se está viajando, a una nueva realidad. Pasar de un país a otro siempre representa una expectativa para el viajero: ¿habrá problemas para entrar? ¿cuáles serán las nuevas condiciones de viaje? Estas y muchas más son las preguntas que surgen ante cualquier cambio de frontera, incluso la más conocida, y sobre este tema vamos a profundizar a continuación.

Lo que hay que hacer desde casa

Es casi obvio que al emprender un viaje que incluye la visita a otros países hay que interiorizarse acerca de los requisitos que se exigen para ingresar a otros estados. Esto forma parte de la planificación de todo viaje, y los recursos de la internet actualmente disponibles permiten ahorrar mucho tiempo. Buceando en la web se puede conocer si se requiere visa o se puede entrar con sólo presentar el pasaporte, cómo se tramita el visado, los costos y -fuera de los sitios oficiales- las dificultades u obstáculos posibles para obtenerlo, las enfermedades endémicas y las precauciones a tomar en relación a ellas, la moneda, los horarios y facilidades bancarias y hasta qué tipo de enchufe se usa, un detalle que no está de más para poder recargar celulares, baterías de cámaras de fotos y computadoras en el caso de que llevemos estos implementos.

Esta situación es muy diferente de épocas no tan lejanas donde había que patear consulados y agencias de viaje o confiar en guías turísticas para acceder a esta información. Sin embargo, todavía hay cosas que necesitan de una investigación algo más profunda que la simple búsqueda en la internet, o por lo menos, saber muy bien dónde y qué buscar. La experiencia de los viajeros que ya pasaron por allí sigue siendo fundamental.

Sobre la obtención de las visas, lo importante es saber si el país en cuestión tiene representación diplomática en la Argentina. Esto se puede saber a través de la página del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde figuran las direcciones, horarios y los requisitos para los argentinos. Para los países limítrofes, sólo hace falta el DNI, aunque siempre es mejor contar con el pasaporte (se tramita en la Policía Federal), salvo que estemos muy seguros de que no vamos a variar el recorrido planteado. Hay que tener en cuenta que, por lo general, pasar entre dos países limítrofes con la Argentina desde terceras fronteras requiere del pasaporte. Para toda Sudamérica y Centromérica, el único requisito es tener el pasaporte válido. Aunque muchas veces nadie se fija, no es prudente viajar con un pasaporte a punto de caducar, en casi todos los países se pide un pasaporte con seis meses de vigencia desde el ingreso. Las excepciones en cuanto a visados son Cuba (cuesta 18 dólares y se tramita en el momento en la embajada) y las Guyanas y algunas islas del Caribe.

Fuera del continente la cuestión es más complicada. No hay que confiarse de las guías de turismo, pues la mayoría se refiere a los ciudadanos de Europa Occidental y EE.UU. Hay, en cambio, páginas web como www.projectvisa.com donde figuran los requisitos para ingresar a cualquier país del mundo para ciudadanos de todos los países.

Hay que tener en cuenta muy especialmente el tiempo de los visados y la duración de los mismos. Por ejemplo, hay visas, como la norteamericana, que una vez que se otorga tiene una validez de 10 años para múltiples entradas, es decir, es complicado obtenerla pero una vez que se la tiene se pueden hacer varios viajes. Por lo general, el resto de los países dan la visa para cada vez que se quiere viajar. Una vez que se obtiene (los requisitos varían mucho, a veces son sólo los datos personales y el pasaporte válido, otros piden pruebas de solvencia económica y a veces hasta una invitación desde el país a visitar) la visa tiene una duración, una fecha a partir de la cual se la puede usar o un límite de tiempo para entrar al país. Esto significa que si uno está viajando en bicicleta a través de varios países, debe calcular para que no se venza la visa antes de llegar a la frontera o el aeropuerto. Por ejemplo, la visa de la India es gratis para los argentinos pero se debe entrar al país hasta 6 meses después de otorgada, en caso contrario, caduca y debe sacarse otra. Luego de eso, está la cuestión de cuánto dura la visa (un mes, tres o a veces hasta 6 meses), que es el tiempo que podemos permanecer en el país. Generalmente existe la posibilidad de pedir una prórroga una vez allá, aunque generalmente eso se debe pagar.

También es importante tener en cuenta que no siempre es lo mismo sacar la visa en el país de origen que hacerlo en un tercer país. Esto es importante averiguarlo antes porque lo que acá se consigue sin demasiadas dificultades, en el exterior se nos dificulta. Para poner un ejemplo, la visa de China se puede obtener más o menos fácilmente en la Argentina, pero es mucho más peliagudo hacerlo en el exterior.

Sin embargo, no siempre es mejor conseguir la visa antes de salir, especialmente en los países africanos. Lo veremos a continuación.

Las fronteras

Llegar en bicicleta a cualquier frontera siempre representa un momento de expectativa y, a veces, tensión. Aún cuando el paisaje, el idioma o la cultura de la gente del próximo país sean similares al que se está dejando, siempre va a ser distinto. Del otro lado de la frontera hay otro Estado, con diferentes leyes, moneda, policía e infinidad de cuestiones diferentes. Y las fronteras son esos lugares donde ese cambio está en transición y esa transición puede ser gradual o enormemente brusca.

Hay fronteras, como la de muchos países europeos, donde la vieja situación de control y militarización ya es cosa del pasado. Otras, pueden ser de gran conflictividad. La frontera entre el Líbano y Siria, por ejemplo, está altamente militarizada, y depende mucho de la situación tan cambiante de la política del Medio Oriente, si vamos a poder cruzar o no. El límite entre Israel y Siria y el Líbano, en cambio, es impasable, las frecuentes guerras y reclamos entre los estados de la región mantienen esas fronteras cerradas desde hace años. Entonces, es importante conocer esas situaciones, aunque es difícil no tenerlas en cuenta si viajamos por esas zonas.

Pero no es necesario grandes guerras para convertir a una frontera en una zona peligrosa o digna de tomar precauciones. Muchas fronteras del Tercer Mundo son complejas por el contrabando, el narcotráfico o, simplemente, por la enorme cantidad de gente que trata de sacar provecho de la diferencia del tipo de cambio, el comercio hormiga y otras situaciones comunes que hacen del paso fronterizo un sitio rebozante de vendedores, mercanchifles, ladronzuelos, buscas, chantas y aprovechadores de lo que se pueda. El viajero corre con la desventaja de no “conocer el paño” y hay que estar muy atento para no ser víctima de pequeños hurtos o estafas. Las más frecuentes son las coimas o presiones de la policía fronteriza, los aduaneros y los agentes de migraciones, por eso es importante estar bien informado de los requisitos que se exigen antes de llegar para no ser sorprendidos por exigencias en base a reglamentos inexistentes o inventos para tratar de exprimirnos. Otra situación proclive a la estafa es el cambio de moneda. Los cambistas de la frontera van a tratar de darnos menos o incluso pasarnos billetes falsos o viejos, aprovechando que no conocemos la moneda del país. Por suerte, la gran difusión de los cajeros automáticos permiten esquivarlos y, de haber un banco o casa de cambios, es mejor cambiar allí que en la calle, aunque parezca menos conveniente.

En cualquier caso, es fundamental mantener la calma y recordar que no estamos en nuestro país, que no conocemos sus leyes y costumbres, que estamos en situación de vulnerabilidad y que hay que pasar lo más tranquilamente posible el límite. El papel de argentino indignado, que grita y exige, no suele dar resultado sino provocar problemas mucho mayores que los originales. Lamentablemente, es una conducta que nuestros connacionales repiten con mucha frecuencia en el exterior. Hay que defender nuestra posición si creemos que es correcta, pero siempre con respeto y prudencia. No hay peor forma de entrar a un país que peleando o provocando problemas que, incluso, nos pueden terminar negando la entrada.

En los países donde se requiere visa, llegar con ésta ya estampada en el pasaporte soluciona las cosas. Pero hay algunos estados donde la visa se puede conseguir en la misma frontera y más barata que en el consulado. En África es bastante común esa situación, y muchas veces los funcionarios fronterizos intentan cobrar la visa de todos modos. Por mi experiencia personal, en cualquier límite del África subsahariana el único problema para conseguir una visa es tener el dinero para pagarla, pues generalmente sólo aceptan dólares norteamericanos. El trámite es simple y rápido, mientras se oblen los verdes, en cambio en la embajada puede ser más caro y demorar varios días.

En los países del Medio Oriente y otros lugares de Asia, en cambio, no se puede confiar en la suerte al llegar a la frontera, hay que tener resuelta antes esa situación o saber a ciencia cierta que se puede tramitar el visado en el límite. En muchos países centroamericanos se cobra un impuesto de salida, hay que averiguar si está reglamentado o es un invento de algún guardia o funcionario aprovechador, aunque hace algunos años era la regla.

En síntesis, cada frontera es una situación diferente y hay que tratar de resolverla con la mayor sencillez y previsión. En condiciones normales, se tendrían que pasar veloz y satisfactoriamente. El hecho de viajar en bicicleta muchas veces es benefioso, pues causa simpatía y cierta complicidad con los funcionarios muchas veces aburridos de los tours y los ómnibus repletos. Pero no hay que confiarse en eso porque, como decía un conocido mentalista, puede fallar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario