Para viajes de duración media y larga, el
ciclista debe cargar aproximadamente entre 15 y 35 kg. de equipaje, a veces
más, lo que incluye todo lo que uno llevaría en un viaje normal de vacaciones
(ropa para distintas circunstancias meteorológicas y climas, elementos
personales varios, de aseo, etc.), a lo que generalmente se le debe sumar
elementos de campamentismo, comida y agua, más cosas específicas para la
bicicleta, como herramientas y repuestos básicos. Todo esto hace el andar del
cicloviajero más lento y trabajoso, pero, especialmente, lleva a una pregunta
fundamental ¿cómo transportamos todo eso?
Hay hasta el momento dos formas de responder a
esta cuestión, las tradicionales alforjas o el trailer o remolque. Ambas tienen
ventajas y desventajas, ninguna cambia el hecho de que hay que arrastrar peso,
más allá de las sensaciones o la comodidad que tenga el ciclista. Las alforjas
son el método más tradicional y extendido, mayoritario entre los viajeros,
aunque el trailer ha ganado sus adeptos en los últimos años. Por último, es
importante aclarar que la carga en mochilas o cualquier tipo de bolso que
implique transportar el equipaje sobre el cuerpo, especialmente en la espalda,
está absolutamente contraindicada por cuestiones de practicidad y, sobre todo,
de salud.
Las alforjas
Las alforjas se usan desde tiempos inmemoriales
para la carga de mulas o caballos y, más recientemente, para motos. En la
bicicleta requieren de otro elemento cuya calidad es indispensable para poder
usarlas, los portapaquetes o portaequipajes. El cuadro de la bicicleta debe
estar preparado para montarlos, es decir, tiene que tener los anclajes necesarios.
De no tenerlos, se debe hacer una adaptación que suele dar problemas, usando
abrazaderas. Si se va a comprar una bicicleta nueva especialmente para viajar,
es un detalle que debe ser tenido en cuenta, la diferencia de seguridad en el
transporte con orificios especiales con respecto a las abrazaderas es enorme.
Las abrazaderas u otras improvisaciones suelen moverse con los baches y
movimientos del camino, generando un juego que puede partir los tornillos o los
barrales del portaequipajes.
Los portapaquetes deben ser de buena calidad,
especialmente si son de aluminio. No es fácil distinguirlos, salvo confiando en
la opinión del bicicletero, que raramente los usó o probó a fondo. Los buenos suelen
señalar de qué tipo de aleación de aluminio están fabricados y marcan el peso
máximo que soportan. Los más fuertes pueden llevar 25 kg. Suele ser más seguro
usar los tradicionales de acero, que no se van a partir. Son menos estéticos
pero confiables. Los más livianos de entre los portaequipajes de acero son
suficientes y la diferencia de peso no es tan apreciable frente a la seguridad
que dan. Otra solución es encargarlos a medida con un buen herrero, que los
puede hacer exactamente para la bicicleta que se va a usar. Esto es
recomendable para el caso de los portapaquetes o portaalforjas delanteros, difíciles
de conseguir en el país y que no suelen estar adaptados al uso de horquillas
con suspensión.
Yendo a las alforjas, hay varios tipos. Las más
prácticas son los pares individuales, es decir, cada alforja es de montaje
independiente y dejan entre ambas un espacio libre en el portaequipajes que
permite ubicar allí la carpa, la bolsa de dormir u otro bolso. Las monovolumen
son algo más baratas y también son buenas, pero se vuelve algo más difícil el
acceso a lo que se lleva adentro. Lo más importante al comprar una alforja (hay
también quienes se dan maña para fabricarlas) es ver el sistema de sujeción:
generalmente está formado por ganchos que se ajustan a las barras del
portaequipajes y mediante elásticos ganan tensión para que no se muevan durante
el viaje. Algunas también incorporan velcros de seguridad. Lo mejor es que
combinen ambos sistemas y que sean fáciles de colocar y quitar. Otro detalle
importante es la calidad de las costuras, que tengan bolsillos y compartimentos
de fácil acceso, adhesivos reflectantes para seguridad vial y esté hecha de
materiales resistentes.
Aunque muchas marcas afirman que sus productos
son impermeables, la mayoría no resisten una lluvia abundante, salvo las
célebres Ortlieb que no se consiguen en el país. La solución es usar fundas, pueden
ser las mismas que se usan para cubrir las mochilas de trekking, o más barato,
meter absolutamente todo en bolsas de nylon. O ambas cosas.
Las alforjas se usan sobre la rueda trasera y,
en caso de mucha carga, sobre las delanteras. Éstas suelen ser más chicas, ya
que mucho peso adelante hace más difícil las maniobras y cuesta al que no está
habituado mantener el equilibrio si lleva mucho peso. Para las alforjas
delanteras se suele usar portaalforjas en lugar de portaequipajes, que
mantienen la carga en la línea del eje de la rueda para bajar el centro de
gravedad. Las alforjas delanteras se recomiendan para aumentar la capacidad de carga
en travesías largas. De no ser así se llevan únicamente traseras.
Otro complemente muy útil es el bolso de
manillar, que permite llevar cosas pequeñas y de uso frecuente, como mapas,
cámara de fotos, documentos, etc., al alcance de la mano en vez de tener que
andar revolviendo las alforjas. En caso de usar sólo alforjas traseras, sirven
también para equilibrar un poco más el peso.
Las alforjas deben llenarse en forma equilibrada
para evitar cargar la bici en forma desbalanceada, intentando colocar las cosas
en forma lógica de acuerdo a la frecuencia de uso. No hay nada más incómodo que
necesitar algo en la ruta y tener que desarmar toda la alforja hasta
encontrarlo. Por otra parte, es normal que en los primeros momentos de un viaje
no se recuerde exactamente dónde está cada cosa, con el tiempo uno se acostumbra
y ya sabe exactamente dónde lo está, por lo que es bueno adoptar de entrada un método
que evite muchos cambios posteriores.
El trailer o remolque
La otra alternativa para llevar el equipaje es
el trailer, un remolque que se adosa a la parte trasera de la bicicleta y
funciona como el acoplado de un camión. La ventaja con respecto a las alforjas
es que mantiene la bicicleta con el mismo equilibrio que sin carga y produce
una sensación de mayor liviandad porque el peso no se lleva encima sino que se
arrastra. El trailer copia el recorrido de la bicicleta y no altera tanto el
andar como las alforjas, permite llevar más carga y no necesita portaequipajes.
En determinadas circunstancias, es altamente recomendable por sobre las
alforjas: travesías donde se necesite cargar mucho peso por equipamientos
especiales (por ejemplo, pesados o delicados equipos de filmación o fotografía,
necesidad de trasportar mucha cantidad de agua por zonas desérticas, etc.),
cuadros que no permitan usar portaequipajes en forma segura, viajes largos en
tándem (que con alforjas carga lo mismo que una bicicleta individual,
tratándose de dos personas, y somete a mucha presión la rueda trasera) u otras
situaciones.
Pero los trailers tienen otros problemas que
las alforjas no provocan. El primero y principal: es difícil conseguir un
trailer confiable en nuestro país. La inversión en un trailer es lo
suficientemente importante como para que sólo un viajero experimentado decida
arriesgarse a hacerla, y hasta el momento nadie los importa, pues el mercado de
las travesías en bici no es todavía tan importante. Por eso se debe recurrir a
artesanos o improvisaciones, lo que no asegura un producto debidamente testeado
y seguro, dos características indispensables para el cicloviajero. Fabricar un
remolque parece sencillo, copiando algunos de los modelos más populares de las
marcas europeas o norteamericanas, pues se trata de una estructura de acero con
una rueda y una lanza que enganche a la bici. Sin embargo, aparece un problema
no tan sencillo, que es asegurar un buen anclaje, de lo que depende que no se
desprenda o se dé vuelta. El modelo más probado por los cicloviajeros de
grandes travesías, y que yo usé para la vuelta al mundo en tándem con Karina
Luchetti, usa un eje especial que reemplaza el de la maza trasera y permite un
acople cómodo, seguro y sencillo. Pero su fabricación artesanal requiere de soluciones
técnicas que no se improvisan. Alguno que hemos probado pretendía meter
soldaduras en el cuadro de la bici para solucionar su falta de previsión.
Otros problemas del trailer son que se puede
volver inestable y peligroso en las bajadasa alta velocidad, alarga excesivamente la
bicicleta y la convierte en una suerte de camión con acoplado que implica más
dificultades en ciertas maniobras en poco espacio, agrega peso (el más liviano
de las grandes marcas pesa 5 kg.,
uno improvisado artesanalmente puede llegar a los 10 o más), aumenta el riesgo
de pinchaduras por agregar una o dos ruedas más, complica los transportes en
otros vehículos y más aun en buses o aviones, y suma un elemento mecánico más
que puede tener problemas. Además, en caso de acampar, hay que preocuparse también
por asegurarlo contra eventuales robos.
En suma, habiendo utilizado ambos métodos,
recomiendo el trailer solamente en las circunstancias especiales mencionadas.
Las alforjas necesitan un tiempo de adaptación pero, una vez superado ese
primer momento, la bicicleta sigue siendo una bicicleta y no un vehículo extra
largo de tres ruedas. Y el peso, cargado o arrastrado es igual.
Comparto la opinion de que los remolques de carga son menos practicos que las alforjas. Sobre todo si tienes que cargar la bici en un autobus o facturarla para coger un vuelo, el remolque se convierte en un problema. Para la mayoria de ciclistas las alforjas suele ser la mejor opcion. Para los ciclistas de montaña, tal vez sea conveniente reducir el peso y volumen de las alforjas, por lo que se pueden utilizar las delanteras que son mas pequeñas, aunque las instalemos en la parrilla trasera. Para los minimalistas, que viajan con lo indispensable, les puede bastar con una bolsa triangular sujeta al cuadro y otra bajo el sillin, pero las tendremos que complementar usando una mochila ligera.Esta ultima posibilidad es la que mas se utiliza en mountain bike, pero requiere de un esfuerzo en la reduccion de peso y volumen de nuestro equipaje.
ResponderEliminaryo he usado los dos sistemas , y me quedo definitivamente con las alforjas. aqui en chile hay alforjas ortlieb , pero yo opte por halawa (marca argentina) las cuales se han comportado excelente en los caminos patagonicos. saludos y buenos consejos
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